martes, 23 de febrero de 2010

Hasta Luego











Y es así como en la última pieza siguen danzando al compás de una pista imaginada.




El salón se torna oscuro y cada uno de los invitados vuelve a sus asientos, menos ellos. Ellos son la única luz encendida en toda la fiesta.





Y no pueden evitarlo; tomados de las manos se toman prisioneros y sus pies se mueven sin poderse detener, mientras sus ojos tímidos recorren el suelo.


Se podría decir que en ese momento se necesitaron más que a nada. Hacía años que no sabían nada del otro, pero sin embargo se entendieron sin hablar.




Es entonces cuando sus frentes se funden en fuego y sus miradas esquiban la respuesta. Tal vez fue el deseo cual infortunio sensación invadió el cuerpo de aquellos,


pero fue así que no pudieron resistirse y en un beso prematuro sellaron lo que luego sería un "hasta luego" para siempre.















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